El pasado cinco de octubre los titulares de los diarios de tirada
nacional nos anunciaban que el oficialismo no alcanzó el quórum necesario
en Diputados para aprobar la "Ley de Etiquetado Frontal de
Alimentos". La novedad parecía reducirse en que el Frente de Todos ya no
puede garantizarse el apoyo de sus aliados provinciales que empezaron a amoldarse
al escenario post PASO. Pero cuando se empieza a hilar fino, las implicancias
de dicho proyecto son un tanto más “inquietantes” que una etiqueta negra en
forma de octágono que no aporta más información que la que normalmente ya se
encontraba en algún rincón de los paquetes o envases, y que el saber popular da
por sentado.
El proyecto que tiene media sanción del Senado y que significó la activación de las alarmas por parte de entidades como la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (CONINAGRO), el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), y la Universidad Nacional de Misiones (UNAM) , en su artículo N°4, tercer párrafo, establece que aquellas bebidas que contengan cafeína, deberán contener en su envase una etiqueta con la siguiente leyenda: CONTIENE CAFEÍNA. EVITAR EN NIÑOS/AS. Ahora bien, uno podrá compartir o no la utilidad y oportunidad de un proyecto como este en el actual contexto nacional, pero lo cierto es que dicho artículo representa un peligro importante para la nave insignia de la economía misionera: la producción yerbatera.
Vayamos al grano, la yerba mate contiene cafeína. Para tener una idea, una taza de 182 ml de mate cocido, contiene 13 mg de cafeína. Pero la diferencia con otros productos es que la presencia de este compuesto en la yerba es totalmente natural, pues se trata de un alimento de origen vegetal, tal como lo expresara un reciente documento publicado por la UNAM.
De sancionarse el proyecto tal y como está, en el mediano plazo dicha etiqueta operaría como una suerte de estampa disuasiva para aquellos padres o instituciones que solían proveer a los menores del famoso “cocido” con todas sus variantes. No pasará mucho tiempo para que estos “reparos” pasen a formar parte del código alimentario de los adultos desatando una gran crisis en el sector.
Como corolario de este llamativo desacople entre el oficialismo nacional y provincial, recientemente, el propio INYM firmó un convenio con el Ministerio de Educación de la provincia para fomentar el consumo de la yerba mate en las escuelas secundarias, bajo el lema: “El Mate en la Escuela, Cada estudiante con su Mate”. A esto hay que agregarle el reciente voto negativo por parte de los diputados del Partido Agrario y Social (entre ellos Martin Sereno y el mismo Isaac Lenguaza, actual candidato del FDT) ante la iniciativa del Diputado Javier Mela (UCR) solicitando a los legisladores nacionales que modifiquen el tan temido artículo cuatro.
De momento, no habría voluntad para modificar el proyecto y que el mismo vuelva a la cámara de origen. Por lo cual, si el proyecto es aprobado, se lo hará tal y como viene del Senado (con ese artículo cuatro, inclusive). El plan B sería corregir el “descuido” vía reglamentación, pero una vez más eso quedaría en manos del oficialismo nacional que supo en su momento vetar el artículo dentro del presupuesto que dotaba a Misiones de la posibilidad de crear las zonas aduaneras especiales.
En suma, el panorama es incierto.
¿Asistiremos a nuevas generaciones de “gurises” que no conocerán el mate cocido? ¿Qué sigue, el reviro? Por lo pronto, saludemos al "cocido" que se va.
Si a los niños se le prohíbe el mate o el matecocido, entonces que harán con la Coca Cola, a millones de niños se los crió con matecido con leche, cuantas madres no tienen suficiente leche y con esa bebida salvaron a sus hijos.
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